El bienestar psicológico, que es alto alrededor de los 20 años, disminuye gradualmente, alcanzando su punto más bajo en el momento de la crisis de la mediana edad, entre los 40 y los 50 años. Pero vuelve a subir inmediatamente después, alcanzando su máximo entre los 60 y los 70 años.
Si nos preguntamos, ¿Cuál es el momento más feliz de nuestra vida? Para algunos puede ser la tierna infancia ya que es un período normalmente alegre y donde se suele alcanzar la mayor felicidad de la vida . En cambio, para otras personas la felicidad absoluta se encuentra en la edad de la madurez temprana , cuando nos sentimos libres para hacer cualquier cosa. Mientras que otros argumentan que solo al llegar a la vejez uno realmente comienza a tener la sabiduría adecuada para dar la bienvenida a las cosas buenas de la vida.
Obviamente la percepción de la felicidad es totalmente subjetiva. Son las experiencias contingentes , y nuestra interpretación de ellas, las que condicionan nuestro nivel de satisfacción. Pero si hablamos en general, apoyándonos en las estadísticas , podemos ver cómo en realidad hay periodos en la vida del hombre que coinciden con las cumbres de mayor felicidad. Y también hay una curva que lo probaría.
Este es el resultado de un estudio realizado por el National Bureau of Economic Research, en el que personas de diferentes edades y nacionalidades respondieron a la pregunta principal: «¿Cómo de satisfecho está usted con su vida en general?». El estudio se llevo a cabo en 51 países y fueron consultadas 1,3 millones de personas seleccionadas al azar.
Nuestra vida útil
El resultado de esta investigación, transformado en un gráfico, es una curva en forma de U: la curva de la felicidad en la vida, que comienza con una nota alta, luego cae bruscamente y finalmente vuelve a subir. Así es como el bienestar psicológico cambia según el grupo de edad.
20-30 AÑOS. La persona está llena de expectativas positivas para el futuro donde las posibilidades y esperanzas parecen prácticamente infinitas, empieza a sentirse independiente y busca estímulos y contactos sociales para definir su vida.
30-40 AÑOS. El nivel de entusiasmo sigue siendo alto, al igual que el impulso de autorrealización, pero el peso de la responsabilidad se siente más, la posición de uno (en el trabajo, por ejemplo) se vuelve más clara y uno tiene menos ilusiones.
40-50 AÑOS. El período de los balances: se tiene la sensación de que los juegos han terminado, se hace una comparación entre lo que se tiene en la vida y lo que se esperaba conseguir. También se busca una estabilidad y felicidad en el trabajo.
50-60 AÑOS. Entramos en la llamada » crisis de la mediana edad «. Pensar en las oportunidades perdidas se vuelve menos acuciante, aceptas la vida como es, con sus aspectos positivos y negativos, y recuperas la serenidad.
60-70 AÑOS. En este tramo llega la serenidad a la vida. La confianza en uno mismo y la autoridad aumentan porque sabes cómo funciona el mundo y te conoces, el peso de la responsabilidad disminuye, te sientes libre para pensar en ti mismo y cultivar tus intereses.
No es casualidad que la edad y la curva de la felicidad coincida con aquella en la que tenemos más responsabilidades o preocupaciones relacionadas con el trabajo, la familia, la salud o los estudios. Al inicio de la curva está la edad de las despreocupaciones, al final la de la vejez que debe ser el momento en el que se recogen los frutos de los sacrificios y en el que se tiene más tiempo para dedicarse a las aficiones y pasiones de cada uno.