Te contamos cómo distinguir las «deudas buenas» de las «deudas malas». Si no conoces la diferencia entre ellas, debes de leer este artículo porque estás poniendo en riesgo tu seguridad económica.
En la sociedad en la que has nacido y crecido, la palabra «deuda» siempre se ve con un significado negativo. Estar endeudado, para la gran mayoría de la gente, significa estar en una mala situación económica, y eso suele ser la verdad.
Uno contrae una deuda cuando, normalmente, para comprar algo sin tener el dinero necesario, se compromete a pagar en el futuro (a plazos o en un solo pago) y con el añadido de los intereses. En un sentido más general, considero que una deuda es cualquier gasto importante que se hace aunque se tenga el dinero (ya verás en el artículo por qué).
Si tú también estás «endeudado» y pagas cuota tras cuota todos los meses por los préstamos que has pedido o, peor aún, ya no puedes hacer frente a tus deudas, en este artículo encontrarás la información correcta para volver a equilibrar tus finanzas.
Si, por el contrario, siempre has sido precavido y nunca has querido endeudarte (y en este caso tienes todo mi agradecimiento), aprenderás a «endeudarte» de la forma correcta y a generar ingresos con los que mejorar tu estilo de vida.
Lo que vas a aprender:
- Como reconocer las deudas malas.
- Cómo reducir y eliminar los impagos.
- Lo que son las buenas deudas.
- Equilibrar las deudas buenas y malas.
También podrás dormir a pierna suelta y evitarás pasarte la noche en vela pensando en cómo pagar tus deudas. O por fin podrás hacerte un regalo con el que siempre has soñado (un viaje, un gadget tecnológico, un coche nuevo, etc.) sin sentirte culpable por endeudarte.
Morosidad: conoce al enemigo
La morosidad es el enemigo acérrimo de quien busca seguridad, serenidad y estabilidad en el ámbito financiero. Pero sobre todo para los que quieren alcanzar la Libertad Financiera, las deudas malas son un lastre odioso del que hay que deshacerse o minimizar.
De hecho, te roban valiosos recursos financieros que podrías utilizar de forma más rentable. Las deudas malas son todas aquellas que producen pasivos, es decir, que además de la propia deuda, generan otras salidas de caja constantes.
Por ejemplo, si compras un coche nuevo (y no lo necesitas estrictamente para tu trabajo), estás incurriendo en una deuda mala, que además del gasto del coche, te obligará a pagar otros gastos: el impuesto de circulación, el seguro (de responsabilidad civil, de robo e incendio, etc.), el mantenimiento periódico, el combustible… A todo esto hay que añadir, obviamente, el coste de la financiación (si no lo compras con tus ahorros) y sus intereses.
Los créditos malos son también todas aquellas deudas relacionadas con compras innecesarias, aunque no generen pasivos adicionales.
Por ejemplo, si decides comprar el último modelo de iPhone (para el que ahora necesitas un sueldo medio), se trata de una mala deuda porque el gasto no es absolutamente necesario para ti (podrías comprar un modelo inferior y ahorrar mucho).
En resumen, las deudas malas son todas aquellas compras que haces para satisfacer tu ego o para equipararte a las masas, pero que no necesitas.
Elimina las deudas malas de la vida
Ahora que sabes lo que son las deudas malas, debes asegurarte de no incurrir nunca en ninguna o, como explicaré en un momento, en la menor cantidad posible. Pero si se encuentra en la desagradable situación de las deudas malas, necesita reducir estás antes de pensar en la Libertad Financiera.
En primer lugar, si aún no lo has hecho, te recomiendo que leas el siguiente artículo: ‘Cómo dejar de quemar tu sueldo en 7 sencillos pasos‘ para que aprendas a ahorrar en tus gastos corrientes y reservar una cantidad de dinero cada mes en el fondo de emergencia.
Pero en lugar de utilizar esta suma para inversiones (como recomiendo en el artículo), la utilizarás para pagar tus deudas, empezando por la más pequeña.
Te voy a poner un ejemplo:
El Señor Paco tiene varias deudas, que se enumeran a continuación:
- préstamo de coche: 15.000 euros – cuota mensual 250 euros
- préstamo hipotecario: 150.000 euros – cuota mensual 450 euros
- tarjeta de crédito: 2.000 euros – cuota mensual 100 euros
- dentista (ortodoncia del hijo) 3.500 euros – cuota mensual 200 euros
Como puede ver, las deudas totales ascienden a 167.000 euros y los pagos mensuales a 1.000 euros; ¡una gran suma!
Desgraciadamente, en este momento, entre esta suma a pagar mensualmente y los demás gastos corrientes, sus gastos totales son iguales a sus ingresos. Su situación es precaria. Solo haría falta un imprevisto para que todo el tinglado saltara por los aires.
El Señor Paco, después de leer esta entrada, decide reducir sus deudas al mínimo y, gracias a una astuta gestión de sus ingresos, consigue apartar 200 euros al mes, que usa para acelerar el pago de la deuda de su tarjeta de crédito.
Después de algo menos de siete meses, su situación es la siguiente (teniendo en cuenta que también ha seguido adelante con los pagos de sus otros impagos)
- préstamo de coche: 13.250 euros – cuota mensual 250 euros
- préstamo hipotecario: 146.850 euros – cuota mensual 450 euros
- dentista (ortodoncia del hijo: 2.100 euros – cuota mensual 200 euros
Además, ahorra 300 euros cada mes (suma de los 200 euros ahorrados y los 100 euros que ya no paga por la tarjeta de crédito).
Con esta suma puede pasar a pagar la segunda deuda mala (el dentista), que saldará en poco más de cuatro meses (paga 200 euros + 300 euros o 500 euros, lo que en cuatro meses hace 2.000 euros).
En este momento su situación será muy diferente (¡y ni siquiera ha pasado un año!):
- préstamo de coche: 12.250 euros – cuota mensual 250 euros
- préstamo hipotecario: 145.050 euros – cuota mensual 450 euros
Todavía tiene una deuda mala, pero, y esto es lo que cuenta, ha reducido la cantidad al mínimo y puede contar con un ahorro mensual de 500 euros.
Las buenas deudas: tu aliado para alcanzar la libertad financiera
Tengo buenas noticias para ti: no todas las deudas son malas, ¡también hay deudas buenas! Las deudas buenas son todas aquellas que producen activos, es decir, que generan ingresos constantes en efectivo o que te hacen ganar más de lo que gastas.
Por ejemplo, comprar una propiedad para ponerla en renta y cobrar un alquiler cada mes es una buena deuda. Y también es bueno si revendes el inmueble a un precio superior al que lo compraste (en este caso se trata de una «plusvalía»).
Hasta aquí te hablo de las clásicas inversiones que puedes hacer con la liquidez que tienes a tu disposición o solicitando financiación. Pero también son buenas deudas todas aquellas «inversiones» que haces en ti mismo, como los cursos de formación y/o especialización, que, aunque sean «no reembolsables», aumentan tu potencial y tus habilidades y, por tanto, te hacen ganar más dinero.
No es casualidad que se diga que «la mejor inversión es la que se hace en uno mismo«. La característica peculiar de las buenas deudas es que cuando termines de pagarlas serás más rico que cuando las adquiriste, mientras que lo contrario ocurre con las malas deudas: ¡te vuelves más pobre!
Cómo equilibrar las deudas buenas y malas
Por supuesto, ¡nadie espera que elimines por completo las deudas malas de tu vida! De hecho, algunas de esas deudas malas no pueden evitarse en algún momento de nuestra vida.
Por lo tanto, es obligatorio que equilibres tus deudas malas con las buenas. De esta manera, con los ingresos de las deudas buenas puedes pagar las deudas malas. La situación ideal es que tengas muchos más ingresos por deudas buenas que gastos por deudas malas.
Con el tiempo, los ingresos pasivos de las deudas buenas se destinarán a pagar las deudas malas restantes. Tu situación financiera mejorará exponencialmente hasta alcanzar la Libertad Financiera y tener el nivel de vida deseado.