Cada vez más adultos carecen de los conocimientos financieros básicos, que son tres: interés, inflación y diversificación. En la última década, esto se ha traducido en un menor rendimiento de las inversiones . En cuanto a la inflación, se estima que sólo la mitad de los españoles conoce bien su significado. En este artículo intentaremos arrojar algo de luz sobre este término.
La inflación significa un aumento continuo y generalizado de los precios de los bienes y servicios, lo que conlleva una reducción del valor del dinero. Por tanto, mide el crecimiento del coste de la vida. En España la inflación se mide a través del IPC (índice de precios al consumidor) que se encarga de calcularlo.
En otras palabras, controla los precios de la llamada cesta, es decir, un conjunto de bienes y servicios que representan por término medio las partidas de gasto de los hogares españoles. Debido a la inflación, una determinada cantidad de dinero nunca será la misma a lo largo del tiempo: 100 euros hoy serán diferentes de 100 euros mañana.
¿Qué causa la inflación?
El nivel de inflación aumenta si en la economía, la cantidad de dinero en circulación crece más rápido que la producción. Tener más dinero en el bolsillo aumenta la demanda de los consumidores, lo que hace que los precios de los bienes y servicios suban.
Otra causa de la inflación es el aumento de los costes que se cobran a los consumidores finales: un aumento repentino del coste de las materias primas, que las empresas reflejan en el precio de venta para mantener los márgenes de beneficio. Por ejemplo, el petróleo, que provoca un aumento del precio del combustible.
Por último, la inflación también puede ser causada por la política monetaria: un exceso de oferta de dinero hace que el valor del dinero caiga, lo que a su vez hace subir los precios de los bienes y servicios.
¿A qué nivel es óptimo?
La inflación no debe verse sólo de forma negativa, ya que en una economía sana la tasa de inflación es moderadamente positiva. De hecho, el objetivo de los gobiernos y los bancos centrales es mantener la inflación en niveles bajos, para permitir que los salarios y los precios se ajusten.
En Europa, el índice armonizado del IPCA europeo se utiliza como referencia para comprobar la convergencia de las economías de los países de la UE para permanecer o entrar en la Unión Monetaria. A continuación, el BCE lo utiliza para aplicar la política monetaria europea, cuyo objetivo es mantener la estabilidad de los precios en la zona del euro. Por ello, el BCE establece un objetivo de inflación cercano pero inferior al 2% anual.
A qué nivel ha dejado de serlo?
Los niveles excesivamente altos de inflación conducen a una pérdida de confianza en la economía y en la moneda nacional. Los países con niveles persistentemente altos tienen tasas de inversión y crecimiento económico más bajas.
Una inflación rápida (galopante) puede erosionar el poder adquisitivo de los hogares, empobreciéndolos. La deflación, una caída de los precios, es igualmente destructiva, ya que las empresas no pueden cubrir sus costes de producción con el precio de venta.
¿Qué impacto tiene esto en el ahorro?
Aparte del ejemplo extremo de la hiperinflación, es fácil ver que si los salarios no se ajustan al aumento general de los precios, o lo hacen más lentamente, las consecuencias para los consumidores pueden ser desastrosas. Con el tiempo, puede haber una pérdida de poder adquisitivo: lo que antes podías comprar por 10, ahora puedes comprarlo por 15, pero tu sueldo sigue siendo de 100. Además, el ahorro disminuirá gradualmente, dejando a los consumidores con muy poco cambio, a menos que se establezcan medidas compensatorias.
¿Cómo protegerse de la inflación?
Para limitar el efecto destructivo de la inflación sobre el ahorro, la solución es invertir. De este modo, el crecimiento general de los precios se compensa con el crecimiento simultáneo del propio dinero.
La razón principal por la que se decide ahorrar e invertir es la de acumular recursos para consumirlos más adelante. Por lo tanto, cuando se llega a este momento, lo mínimo que se espera es poder comprar tantos bienes como los que se comprarían hoy. Así pues, el objetivo mínimo de una estrategia de ahorro e inversión es una rentabilidad real nula que mantenga el poder adquisitivo.
Aunque nunca se puede garantizar la rentabilidad de una inversión, esto te permite defender tus ahorros contra la inflación. A menudo, de hecho, los fondos de inversión que garantizan una rentabilidad segura no superan la inflación. En los mercados financieros, la rentabilidad media anual del índice S&P500 en los últimos 90 años ha sido del 9,8%, con una inflación media del 2,7%, lo que supone una rentabilidad real del 7,1% anual.
Cuando empieces a invertir tu dinero, debes tener siempre presente la importancia de la diversificación para minimizar el riesgo de la inversión. Una cartera bien diversificada, como un fondo de inversión, es la mejor opción para cualquier ahorrador que quiera defender su dinero contra la inflación.