Hoy quiero hablar de la importancia del liderazgo, de cómo a menudo se confunde con la acción de «mandar», cuando en realidad sólo significa una cosa: dirigir, del verbo liderar. ¿Qué es el liderazgo? ¿Qué características debe tener un líder? ¿Se nace líder o se llega a serlo?
Cuando hablamos de empresa, el liderazgo está íntimamente ligado a la cuestión del rendimiento y los resultados. Pero no sólo queremos hablarte de lo crucial que es para obtener beneficios (¡nos parece obvio!); aquí abarcamos un escenario más amplio, un relato entre pasado y presente hecho de órdenes, posturas y acosos, hasta llegar a la escucha, la humanidad y el trabajo sano e inspirador.
¿Quieres ser jefe o líder?
Esta es una de las primeras preguntas que hay que hacerse cuando se decide crear una empresa y formar un equipo.
Desde una primera lectura superficial los dos términos parecerían decir lo mismo, en realidad hay un mundo detrás que no relaciona en absoluto «ser jefe de un equipo» y «ser líder». No estamos hablando de posición dentro de la empresa, sino de actitud.
Se ha hablado mucho en el pasado de los valores, de cómo ya no existen «los de antes», pero, en honor a la verdad, dentro de las empresas estos valores eran prácticamente inexistentes.
El jefe, o sea el líder (pues no había más diferencia que la semántica) era la autoridad, el que imponía su misión a todo el equipo; las relaciones con el personal eran superficiales y las decisiones las tomaba un grupo muy reducido de personas. Era una idea de equipo un tanto extraña, anclada en la idea de personas subordinadas que realizan sus tareas con la cabeza gacha.
Ser líder es otra cosa y no tiene nada que ver con ser el jefe. El líder construye un conjunto de valores culturales y sociales que rigen todo el proyecto y a las personas que trabajan en él, para hacerlo único y rentable.
¿Cómo se desarrolla el liderazgo?
Hay personas predispuestas por naturaleza al liderazgo, pero queremos decirte una cosa: no se nace líder. O mejor dicho, hay quienes nacen líderes y quienes no, pero eso no significa que no puedas llegar a serlo, ¡al contrario!
A continuación encontrarás una lista de acciones que, con el tiempo, te permitirán convertirte en un buen líder:
- Adquirir habilidades y conocimientos, y luego reforzarlos con el tiempo;
- Implicar a tu personal en vías de crecimiento complejas pero apasionantes;
- Escuchar las necesidades de los empleados y hacer que cada uno de ellos se sienta parte del equipo;
- Crear un clima sereno y meritocrático; no alimentar envidias innecesarias entre las personas porque sólo crearán frustración y bajo rendimiento;
- Sé humilde y cuestiónate siempre; esto no te quitará autoridad, sólo te hará más humano.
Las diferencias entre un jefe y un líder
Las primeras diferencias saltan inmediatamente a la vista: el jefe da órdenes y, en la mayoría de los casos, infunde miedo; el líder, en cambio, actúa como «coach», hace sugerencias, desprende pasión y la transmite a sus colaboradores.
El jefe utiliza el YO, el líder habla al NOSOTROS. El líder empieza con «busquemos una solución», el líder anima con «busquemos una solución».
El líder ayuda a toda la organización a alcanzar sus objetivos, viaja con ella en la misma dirección. Es ejemplo, confianza, integridad, empatía y voluntad. El verdadero líder es positivo, irradia energía y piensa con originalidad. No se trata de antigüedad, experiencia o cualificaciones, sino de personalidad, carácter y mentalidad.
Podemos definir el liderazgo como el arte de motivar a un grupo de personas para que actúen con el fin de alcanzar un objetivo común.
Según Warren Bennis, pionero de los estudios sobre liderazgo, no es otra cosa que «la capacidad de traducir la visión en realidad«.
Recuerda, sin embargo, que antes de ser un líder para los demás, tienes que ser un líder para ti mismo y que en la vida puedes llegar a ser lo que quieras, ¡pero sólo si realmente lo deseas!
En un equipo puede haber un líder, pero un número infinito de líderes. Ser líder en un equipo de líderes es a lo que debe aspirar todo miembro de un equipo. Ahora entra en juego la maravilla de ser diferente.
Cada uno de nosotros puede aportar algo al otro, piensa en lo poderoso que puede ser el poder de las palabras, de compartir y de las emociones. ¿Por qué no ser tan puro también en el entorno laboral?