Siempre estoy a la búsqueda de datos y curiosidades interesantes y hace poco me encontré con algunos estudios sobre el valor de las lágrimas. Siempre están con nosotros y el día menos pensado salen de nuestro cuerpo desatado por cualquier estado de animo.
El siguiente texto trataremos de aclarar las posibles dudas que tengamos sobre este tipo de evento que se produce en nuestro cuerpo y que nos genera grandes ríos de lagrimas.
¿Es bueno llorar por algo?
Una frase común, con la que seguro que te has topado en tus momentos más difíciles. Ante esas amargas lágrimas corriendo por tu cara, hay una alta probabilidad de que alguien te haya dicho «no llores», pero una probabilidad igualmente alta de que otra persona te haya dejado llorar, o más bien te haya animado a llorar, convencida de que eso te ayudaría para desahogarse.
Si no estabas llorando en solitario, también es probable que te hayas acomodado en el hombro de alguna persona de confianza para derramar las calientes lágrimas que te quitan la tensión del momento.
Unas lágrimas no son tan simples como parecen y, si crees que es inútil preguntarte el valor de estas, te anticipo que hay verdaderos estudios sobre el «llanto» que involucran a importantes neurólogos, especialmente estadounidenses (los amantes de las investigaciones extravagantes por excelencia, pero no realmente inútiles y muy curiosas)
Tipos de lágrimas
A modo de resumen podemos decir que las lágrimas se dividen en «basales» -sirven para lubricar el ojo-, «reflejas» -ayudan a expulsar cuerpos extraños- y «emocionales«. Sólo se puede decir que esta última es exclusiva de los humanos.
Se ha descubierto que la composición química de las lágrimas emocionales es diferente a la de las lágrimas basales, y las investigaciones y teorías elaboradas se han centrado en esta idea.
La más llamativa de todas es la llamada «teoría de la recuperación«. Según el científico que la ideó, el llanto emocional durante un acontecimiento desagradable sirve para eliminar sustancias perjudiciales para el organismo que pueden inducir un infarto. «Llorar te hará salir adelante», dice, respaldado por una tesis científica. Pero, ¿cuántas lágrimas debemos derramar para estar seguros? Esto no se nos dice, por lo que si abrazamos esta tesis, tal vez sería una buena idea abusar de las lágrimas.
En cualquier caso, si en situaciones traumáticas salvarían vidas, en situaciones de conflicto las lágrimas frenarían la potencial agresividad de la persona con la que estamos tratando (es bueno saberlo, pero no es nada nuevo, sólo una confirmación: los niños conocen bien la estrategia del llanto disimulado para ablandar y conseguir lo que quieren que suele ser agotar a los adultos). Pero, si seguimos llorando, el llanto puede enviar un mensaje de rechazo para alejar a la pareja, en cuyo caso se trataría de un proceso involuntario que se ha demostrado: Por ejemplo, las lágrimas de las mujeres son capaces de reducir la excitación y la testosterona masculina.
El valor de las lágrimas
El hecho de que el llanto pueda ser terapéutico no necesita ser contado por los americanos. También en este caso, la ciencia no puede sino confirmar lo que se ha afirmado como principio purificador y liberador desde las obras clásicas griegas y latinas. En términos modernos, llorar significa desahogar el estrés, las ansiedades y los conflictos internos; a través de las lágrimas es más fácil leer las emociones, mientras que una cara triste despierta ambigüedad y es, por tanto, impenetrable.
Lo que sí sabemos por experiencia es que el llanto facilita la comunicación y compensa la dificultad de expresarse cuando los ojos se nublan y la garganta se llena de sollozos, y de hecho, como reiteran los estudiosos, las lágrimas emocionales aparecieron antes que el lenguaje cuando el hemisferio derecho, sede de la emocionalidad, gobernaba la vida de nuestros antepasados.
En definitiva, aunque no es seguro que el llanto pueda salvarnos la vida, al menos nos ayuda a liberar tensiones y neurosis, a calmar insatisfacciones y frustraciones, y así, en cierto sentido, a vivirla de forma más sana y menos dramática. Llegados a este punto, si sientes la necesidad, ¡Llora tanto como quieras!