Es posible que te haya vuelto a pasar… Alguien te ha dicho que eres muy buena persona, atento, simpático, que te tiene mucho cariño y aprecia todos tus gestos, pero que de conquistar el corazon, ni hablar.
Tú que te has estado conteniendo para no parecer demasiado ansioso, que has estado al pie del cañón, hablando a diario para interesarte por su familia, sus amigos, sus problemas de trabajo; mandando corazoncitos, sonrisas y fotos de perritos recién nacidos, escuchando -en fin- sus problemas con toda la sensibilidad que te permitía el estar con la piel de gallina esperando «el momento», descubres de pronto que todos los «puntos» que creías estar ganando desaparecen, convertidos en nada.
Los deseos no son correspondidos
Se te escurre como un pez cuanto más intentas apretar el lazo y ponerle el collar. No deja que toques de más. Te retira la cara. Te abraza con aire de por medio para que no le claves el corazón, o peor, en ataque frontal.
Es como un ratón resabiado al que le gusta el queso pero ha aprendido a no dejarse pillar en tu trampa. Puede que lo supiera desde el principio o que se haya dado cuenta más tarde de tus intenciones, pero ha llegado el momento de hacerte saber que hagas lo que hagas, desde llevarl@ a casa a diario hasta hacer el pinopuente con esquíes en el Himalaya, no va a salir contigo.
Da igual que tú sientas que has estado dando el mundo por desviarte de tu rutina diaria, que te hayas aburrido al otro lado del teléfono oyendo el parte diario de salud de su gato Mazapan y conteniendo el bostezo, que te hayas ofrecido a comprarle X, acompañar a Y, apoyo 24/7 para todos sus sueños y proyectos: no te va a dejar entrar en su corazón.
Y tú sientes que te han timado, que te han mentido. ¿No es eso lo que quiere todo el mundo, un hombre así? ¿Servicial, amable, con capacidad de escucha…? ¿Por qué engañan cuando se lo preguntan, eh?
Piensas que tal vez te has pasado de manso. Que esas tardes viendo Netflix en su salón eran un evento con tiempo limitado para meterle dar el siguiente paso y no pasaste la prueba. Corrió la cuenta atrás, se cerró la ventana de oportunidad. Permitiste que dejara de verte como macho al no gestionar los momentos en su justa medida.
No fuiste un baboso ni un manipulador que jugó con sus sentimientos, y por eso quizás fallaste. Te convertiste en la imagen de lo que crees que debe ser un hombre bueno, pero esos realmente no le gustan a nadie. La sociedad está enferma. El mundo es tan, tan injusto ¿verdad? …O al menos, eso te van a contar normalmente por aquí. Va a llegar otro Paco a pasarte la mano por el lomito, diciéndote que el mundo está lleno de «fuckboys» y de locas, y que ningun@ de ell@s te merecía. Tú vales mucho, rey. Sí, sí, sí
El tortazo contra el muro
Ante semejante situación, la verdad es que estás falto de un par de hostias. De esas hostias que no duelen mucho fisicamente pero que sobre todo se notan en el interior.
La primera te la está dando la realidad, pero solo atiendes al dolor, no escuchas cuál es el problema real.
No eres un buenazo incomprendido: eres solo otro cerdo intentando saciar sus deseos más primitivos, como yo y como todos, porque al ser humano le gusta el amor… pero que intenta hacer uso de una estrategia para ello, porque con esas pintas que me traes y esa mentalidad que me llevas, el intentarlo claramente y sin jueguecitos siempre va a acabar en fracaso para ti. No das el perfil y lo sabes, y si no fueras deshonesto hasta contigo mismo, podrías utilizar ese autoconocimiento como una ventaja.
Asúmelo porque no eres un santo camino del martirio, ganándose el cielo con el dolor de sus huevos. No estás haciendo tantas buenas acciones buscando la vida contemplativa o un grado elevado el ascetismo. En el momento en que tus «sacrificios» tienen un objetivo sexual, puedes empezar a quitarte el aro de la aureola.
Si esa persona no te gustara y aspirases a meter tus fluidos en todos sus orificios, podrían atropellarla 658 camiones y posiblemente ni te inmutarías. O sí, para poner carita de pena, porque se marcha otro ser humano… pero a tu vecino del quinto cheposo y con los dientes torcidos, por ejemplo, seguro que no te mueres por hacerle favores.
Pero tranquilo, no eres tú solo. Incluso el tío más solidario del país no lo es tanto con un necesitado aleatorio como con alguien que le resulta atractivo sexualmente. ¡Y no pasa nada! ¡Se dice y ya está! Pero basta de colgarse medallitas.
Luego está el tema de que comportarse como un ser humano decente no es un esfuerzo titánico que deban recompensarte de alguna otra forma. No hacer el mal es el comportamiento estándar. Un MÍNIMO para ser considerado humano.
La tercera, en la frente: a todo el mundo le gusta la gente buena, pero no basta que sean solo eso. Si no hay atracción, no hay nada que hacer
Métetelo en al cabeza: no perdiste ninguna oportunidad porque nunca la tuviste. Haciendote el machote solo hubieras provocado un rechazo aún más fuerte por la otra parte.
Te rechaza por feo, por plasta, por babas, por agobiante, por pelma, por posesivo, no por bueno. Crees que estando encima todo el día vas a convertirte en imprescindible, que si te humillas y/o gastas lo suficiente lograrás tu objetivo. Pero la verdad es que la gente buena y guapa no dura soltera, la gente buena e inteligente/graciosa/carismática, que es moderadamente atractiva, tampoco. Nadie rechaza a quien les hace la vida más bonita y mejor, cuando además les gustan.
Si te he descrito en este articulo, te pido disculpas de antemano. Lo siento, se que es una ostia de realidad tremenda pero alguien te lo tenia que decir. Solo queda saber afrontarlo e intentar mejorar para no tener que volver a leer un artículo similar en otro sitio. Preparate, cambia tus hábitos y estoy seguro de que conseguirás todo lo que te propongas pero con cabeza y buena letra sin que los sentimientos se apoderen de tu cuerpo al completo. Suerte!