Uno de los mayores bloqueos mentales que impiden a la gente tener éxito en la vida es el miedo al fracaso. A muchas personas les gustaría iniciar su propio negocio pero nunca lo hacen porque tienen miedo al fracaso. Esto es completamente erróneo, porque… ¡el fracaso no existe!
La sociedad nos obliga a pensar de determinadas maneras desde que nacemos. Si lo piensas, incluso la escuela está diseñada para premiar a los que tienen éxito y castigar a los que no lo tienen (sin embargo, la escuela debería enseñarte a insistir, no a rendirte). Aquí están las palabras terribles: castigar, fracasar, rechazar. Con el tiempo, la gente asocia el fracaso con el concepto de castigo, de resultado a condenar, de vergüenza. En resumen, en la mente de la mayoría de las personas, el fracaso representa algo negativo.
Hay personas que nunca se rinden
Afortunadamente para nosotros, hay mentes brillantes que no se rinden. Albert Einstein suspendió su examen de ingreso en la Politécnica de Zúrich en 1895 por no tener suficientes conocimientos de literatura. Einstein no tenía una buena relación con la escuela porque la consideraba demasiado estricta. Creo que Einstein tenía toda la razón.
El éxito está hecho de fracasos.
Quiero poner un ejemplo que me parece ilustrativo: Thomas Alva Edison. Edison fue un empresario e inventor estadounidense. Es famoso por la invención de la bombilla (no es un invento suyo) y el fonógrafo. Edison no inventó la bombilla, pero ayudó a mejorarla.
De hecho, mucha gente no sabe que la primera versión de la bombilla de Edison solo duraba 40 horas. Edison hizo miles de intentos para mejorar la bombilla (se dice que fueron unos 2.000). Se dice que incluso usaba un pelo de barba. Durante una rueda de prensa, un periodista le preguntó: «Dígame, señor Edison, ¿qué sintió al fracasar dos mil veces en la fabricación de una bombilla?». Bueno, la respuesta de Edison fue singular:
«No he fracasado dos mil veces en la fabricación de una bombilla; simplemente he encontrado mil novecientas noventa y nueve formas de no hacer una bombilla.»
Esa es la actitud ganadora. Deberías imprimirlo en tu mente. Cualquier experiencia es útil en la vida si no la consideras un mero fracaso. De hecho, los fracasos son necesarios si quieres tener éxito. Todos los empresarios de éxito han fracasado varias veces.
Esto es normal porque quien intenta conseguir algo único, innovador, nunca antes intentado, está recorriendo un camino nuevo e inexplorado: es imposible conocer de antemano el camino exacto que lleva a la meta. Los errores son inevitables y necesarios. Esta actitud marca la diferencia entre los que ganan dinero y los que no.
Buscando historias de éxito
A veces me gusta leer las historias de personas que han tenido éxito en la vida. Pues bien, a menudo estas historias son similares. Caminos llenos de errores y fracasos. Caminos recorridos por personas motivadas y persistentes. Personas que finalmente obtuvieron el éxito que merecían. El éxito está hecho de fracasos.
¿Tienes un objetivo que alcanzar? No desperdicies años de tu vida soñando, pensando, especulando. Actúa. Si fracasas, habrás descubierto un camino que no lleva a ninguna parte. No hay nada de malo en ello, sólo hay que cambiar de camino. Al final, como en un laberinto, encontrarás el camino correcto. ¿Una estrategia no funciona? Abandónala y prueba con otra. Lo importante es no quejarse de los fracasos, sino tomar medidas para adoptar estrategias diferentes. Edison lo intentó de 1.999 maneras antes de acertar.
Reflexiones de la mente
A menudo tendemos a recordar los fracasos y a olvidar los éxitos. Los fracasos son los que más nos afectan y nos bloquean. Sin embargo, nuestros éxitos son muchos más de los que pensamos. ¿Cuántos de nosotros hemos estado en la cola de la caja del supermercado y nos hemos dado cuenta de que las otras colas avanzan más rápido? La frase habitual es: «es increíble, siempre me las apaño para equivocarme de cola«. Esta afirmación es completamente falsa. Puede que hayamos hecho miles de colas en nuestra vida, pero sólo recordamos las que nos hicieron perder el tiempo.