El dinero no da la felicidad… o eso dicen. Lo que si es verdad es que tomar unas malas decisiones económicas puede hacer que tus ahorros se vayan por el retrete para no volver nunca más. Hoy queremos hablar sobre los 5 gastos más fuertes que hacen empobrecer a un ciudadano medio.
El ego
Gastar en ego no solo es el lujo más caro, sino que es prácticamente innecesario.
Muchos de los gastos que empobrecen a las personas en realidad son consumo de ego: cambiar el móvil por el último lanzamiento de Apple/Samsung para no quedarse atrás; comprar un coche nuevo más caro de lo que deberíamos para impresionar o satisfacer nuestro interior; adquirir ropa de determinadas marcas solo para sentirnos que estamos a la moda; ir a vivir a un barrio más exclusivo; inscribir a los niños al colegio de moda, etc. Y con esto no me refiero a aquellas cosas sustentadas en calidad, necesidad, placer o urgencia.
Gastos fijos prescindibles
Estos tipos de gastos merman completamente nuestros recursos mes a mes, y reducen la capacidad de ahorro, siendo totalmente evitables.
Algunos ejemplos son las subscripciones de streaming que no usamos realmente; planes de datos caros que tenemos que adquirir para que nos «den» el aparato de moda, subscripciones del cine, micro-seguros de los bancos, cuota mensual de la tarjeta de crédito, etc. No me refiero a aquellos donde realmente se aprovechan los servicios, o son pagos necesarios.
Intereses sobre deuda
Los bienes duraderos, como bienes raíces, vehículos e inclusive algunos muebles, dan un servicio a largo plazo que se amortiza poco a poco y a menudo es difícil reunir el dinero para pagarlos de contado, lo que justifica en cierto sentido el contratar un crédito y pagar intereses.
Sin embargo, los intereses son un coste, y a menudo las personas pagan intereses altos en sus tarjetas de crédito para soportar la compra de cosas poco duraderas como ropa, juguetes, alcohol y diversas banalidades.
Los «Meses sin Intereses» que ofertan muchos bancos o sucursales se convierten en meses con intereses si la tarjeta no está totalmente al corriente. A veces, es hasta 50% más barato pagar el alquiler de una casa, que los intereses si se adquiere con dinero prestado (solo intereses, no pago de capital).
Lo peor, es que el pago de intereses con frecuencia encadenan a la persona en un ciclo vicioso: no puedo ahorrar porque tengo que pagar, y como no tengo liquidez, debo endeudarme de nuevo para afrontar los gastos cotidianos.
Gastos «hormiga»
Dos euros en un café con leche, otros tres euros el pincho de tortilla de media mañana, las comidas y cenas de los fines de semana que pedimos por internet para que nos la traigan a casa, los 10 euros semanales que nos dejamos en la lotería y suma y sigue…
Al sumarse, los gastos hormiga llegan a representar hasta un 10–15% del gasto de una persona, y son totalmente evitables. Hacer conciencia del gasto que representan en un mes promedio puede llegar a sorprendernos.
Ahorros mal entendidos
Seguro que en tu supermercado favorito has visto algo similar a esto: «Compra 3 y paga 2», «El segundo a mitad de precio». Son los clásicos ejemplos donde, en un intento de ahorrar, acabas gastando más y comprando cosas que no necesitas: en realidad no ahorraste, gastaste un extra, sobre todo en productos que no son necesarios para el día a día.
Las aplicaciones que te informan de los mejores descuento de precios a menudo son las culpables cuando realmente no necesitamos comprar nada de lo que nos están ofertando. Evitar «gastar» en un seguro y acabar pagando más por un accidente que no cubría casi nada es otro ejemplo clásico.
Lo peor de todo viene cuando estos 5 supuestos gastos se unen. Entonces, por sentirnos a la moda, compramos el nuevo móvil de alta gama,adquiriendo un plan de datos y servicios altos y además con permanencias superinfladas de 24-30 meses en algunos casos.
Y como todo esto es caro y lo pagamos con nuestra tarjeta de crédito…, ya que el cargo no es al momento y parece como que duele menos… Malas decisiones. Toca seguir unos buenos consejos financieros, de los de verdad.