Este es un tema bastante importante para mí sobre cuáles son las verdaderas diferencias entre inversión y especulación financiera.
Hasta hace unos años creía que invertir equivalía a montar un escritorio con cinco pantallas, leer obsesivamente revistas financieras y vivir la emoción de las noches en vela esperando no ver esfumarse los ahorros «invertidos» en criptos o confiados a algún consultor (quizá incluso a tu propio banco) con la promesa de que «batiré al mercado».
Cuando empecé a acercarme al mundo de las finanzas personales leyendo muchos libros y experimentando directamente con mis ahorros, aprendí una lección fundamental: lo que la mayoría de la gente llama «inversión» es en realidad pura especulación. Los medios de comunicación, pero sobre todo los «profesionales» del asesoramiento financiero, fomentan un concepto erróneo de la inversión, que a menudo se equipara a las apuestas, como apostar en la ruleta o comprar un billete de lotería.
Yo mismo, no sabía la diferencia entre estos dos conceptos. En nuestro país se invierte poco en educación financiera y el mío no es un caso esporádico: mucha gente (incluidos los «expertos» y las personas consideradas de «altos ingresos») piensan erróneamente que invertir y especular es lo mismo.
Las principales diferencias entre invertir y especular
Uno de los aspectos clave que diferencian la inversión de la especulación es el riesgo.
Benjamin Graham, conocido profesor y economista cuya filosofía de inversión ha formado a discípulos como Warren Buffett (considerado el inversor más importante de todos los tiempos) escribe en su libro «El inversor inteligente»:
«Una operación de inversión es aquella que, tras un análisis exhaustivo, promete la seguridad del capital y un rendimiento adecuado. Las operaciones que no cumplen estos requisitos son especulativas».
El riesgo
El especulador compra hoy un producto financiero (ya sea una acción, un bono, un derivado, etc…) porque cree que mañana habrá alguien dispuesto a pagar más de lo que el mismo a pagado. No hace falta ser un genio de las finanzas para entender que una «estrategia» de este tipo implica un alto riesgo de perder el dinero. Por eso se llama especulación.
La diferencia fundamental entre los inversores y los especuladores radica en la gestión del riesgo. El inversor toma sus decisiones de inversión sabiendo que tiene una alta probabilidad de recuperar el capital invertido y, por tanto, que no perderá su dinero.
El horizonte temporal
Otro aspecto muy importante a tener en cuenta cuando se habla de reducción de riesgos es el horizonte del tiempo. Muy a menudo, los especuladores pretenden buscar altos rendimientos aprovechando las fluctuaciones de los precios de cualquier producto financiero, como las acciones, los bonos y los derivados, comprando y vendiendo estos valores en pocos meses, semanas o, como ocurre a menudo, incluso en el mismo día. Los inversores, en cambio, toman decisiones a largo plazo que casi nunca bajan de cinco años y muy a menudo tienen horizontes mucho más largos.
La diversificación
El último aspecto de la gestión del riesgo en las decisiones de inversión es la diversificación. La diversificación significa tener una cartera de productos financieros desarrollada en función de tus objetivos.
En la base de la diversificación hay un concepto muy sencillo que todos conocemos por la famosa frase «nunca pongas todos los huevos en la misma cesta«. Si no fuera así, y le ocurriera algo a la cesta, no nos quedaría nada. El concepto es similar para las inversiones: diversificar significa adquirir más productos financieros del mismo tipo o de diferentes tipos y hacerlo de forma constante en el tiempo.
La especulación, por tanto, se basa casi siempre en el deseo de obtener grandes rendimientos a corto plazo. Es, por definición, una actividad excitante y llena de adrenalina, pero que puede causar daños a veces irreparables a tu propio patrimonio si se hace de forma incorrecta.
¿Inversión o especulación?

Quiero especificar que no tengo nada en contra de quien hace trading como trabajo o sin embargo especula haciéndolo de manera perfectamente consciente. Estas actividades son perfectamente legítimas e incluso útiles para la prosperidad de los mercados financieros siempre que las lleven a cabo personas y organizaciones competentes y conscientes de los riesgos que conllevan.
Sin embargo, no es bueno cuando la especulación es realizada por individuos ingenuos que piensan que pueden aumentar su riqueza invirtiendo todos sus ahorros en estrategias que están diseñadas para un propósito completamente diferente.
El futuro
Cada vez más nos vemos bombardeados por «modas» de inversión como las criptomonedas y las NFT (Token no fungible), que están especialmente de actualidad. ¿Quién no tiene al menos un amigo que dice que invierte en Bitcoin? En este sentido, vuelvo a insistir en que el BitCoin, las criptomonedas en general, el blockchain, las NFT, etc. son herramientas útiles que, sin duda, mejorarán nuestras vidas.
El problema radica en pensar que estos instrumentos pueden considerarse inversiones financieras. Como todavía no es posible estimar un valor intrínseco para estos productos, quienes compran criptomonedas o NFTs con el objetivo de invertir lo hacen exclusivamente porque piensan que su valor aumentará y mañana habrá alguien dispuesto a pagar un precio más alto por ellas, por lo que estamos hablando de especulación pura y dura.
Es cierto que algunas personas se han hecho millonarias, pero muchas otras han perdido muchos ahorros debido a la extrema volatilidad de estos productos. Un ejemplo seria cómo ir al casino y apostar todo al rojo: hay quien gana pero la probabilidad de perder es muy alta.