Cada día hay más personas que se están acostumbrando a utilizar tarjetas de crédito. Muchos creen que la tarjeta de crédito es un instrumento de riesgo que nos expone a fraudes y robos y que tiene altos costes de gestión. En realidad, la verdadera causa de nuestra desconfianza en estos instrumentos de pago es que sabemos poco sobre ellos.
Primero tenemos que diferencias las diferentes tarjetas de pago que hay actualmente en el mercado. Todas las tarjetas de pago (independientemente de si son físicas, sin contacto o digitales) no son todas tarjetas de crédito, sino que se dividen en tres categorías diferentes:
- Tarjetas de prepago: Algunas de estas tarjetas no están vinculadas a una cuenta corriente y deben recargarse en el estanco, en correos, en ventanilla o por transferencia bancaria. Algunas de estas tarjetas tienen un IBAN a través del cual pueden recibir transferencias, pero casi siempre tienen una cantidad máxima de fondos (generalmente unos pocos miles de euros) que se pueden depositar. Muchos bancos tambien ofrecen este tipo de tarjeta en formato digital como extra gratuito si tienes cuenta bancaria abierta.
- Tarjetas de débito: a diferencia de la primera, esta tarjeta está vinculada a una cuenta corriente. Esto significa que tiene que abrir una cuenta en un banco u otro emisor para poder tener una.. Cada vez que se realiza una transacción, el importe pagado se retira de la cuenta corriente asociada. A diferencia de una tarjeta de prepago, una tarjeta de débito no tiene límites de gasto ni de retirada, salvo los límites de seguridad establecidos por el banco o el emisor, que pueden ser modificados por el titular.
- Tarjetas de crédito: Cuando utilizas esta tarjeta, las operaciones no se cargan directamente en tu cuenta, sino que el banco o la empresa que la emite te hace un préstamo que tienes que devolver al cabo de un mes aproximadamente. Básicamente, la tarjeta se utiliza durante un mes y al final de ese mes se recibe un extracto de cuenta con el importe total de los cargos realizados, que se cargará automáticamente en la cuenta asociada. Se trata, por tanto, de un préstamo a corto plazo (30 días) que la empresa emisora nos hace y que debe ser devuelto.
Está claro que la tarjeta de crédito es una herramienta que hay que utilizar con cuidado, pero también tiene muchas ventajas. A continuación indico algunas de las razones para utilizarla.
Utilizar la tarjeta de crédito para alquilar un coche
No todo el mundo sabe que se necesita una tarjeta de crédito para alquilar un coche. Las empresas de alquiler casi nunca aceptan tarjetas de prepago o de débito porque quieren asegurarse de que hay fondos suficientes para pagar cualquier daño. Para estas empresas, la seguridad es obviamente mayor cuando el cliente utiliza una tarjeta de crédito.
Por eso es importante tener una, sobre todo para evitar la desagradable situación en la que muchos nos hemos encontrado al menos una vez en la vida: has reservado y pagado por adelantado un coche de alquiler (quizás para un viaje al extranjero), llegas al mostrador de la empresa de alquiler y te niegan la entrega del coche porque no tienes tarjeta de crédito.
Conseguir financiación
Una razón muy importante, pero que la mayoría de nosotros desconoce, es que una tarjeta de crédito es la forma más fácil de aumentar las posibilidades de que se acepte una solicitud de préstamo personal o una hipoteca.
Mucha gente no sabe que todo el mundo tiene un «expediente virtual» para el estudio de un crédito. Se trata de una base de datos que puntua a las personas que necesitan financiación para saber si es un «buen cliente» sin deudas, que paga religiosamente y que por ejemplo no este reportado en ninguna otra entidad por impagos.
Sin embargo, el principal problema es otro: Cualquier banco necesita información de su nuevo cliente. Si nunca has pedido un crédito antes, cuando lo hagas por primera vez, por ejemplo, para la hipoteca de tu primera casa, el banco puede negarse a concederlo no porque seas un mal pagador, sino porque no tiene suficiente información sobre tu historial crediticio. Aquí es donde poseer una tarjeta de crédito es extremadamente útil e importante.
Utilizar la tarjeta para gastos imprevistos
Otra gran razón para tener una tarjeta de crédito es que nos permite hacer frente a gastos inesperados. Como hemos dicho antes, utilizar una tarjeta de crédito significa que estás pidiendo dinero prestado y que lo devuelves a tiempo. Pero en el caso de una emergencia en la que sea absolutamente necesario pagar algo y no tengas el efectivo o el dinero disponible en tu cuenta en ese preciso momento, una tarjeta de crédito puede ser muy útil.
Piensa en una situación que nos puede pasar a cualquiera de nosotros: tengo un problema en los dientes que necesito resolver inmediatamente pero no tengo el importe completo en mi cuenta para pagar la consulta del dentista. Por ello, disponer de una tarjeta de crédito se convierte en un apoyo esencial para gestionar el problema de forma inmediata. Por supuesto, el dinero seguirá estando ahí cuando la compañía de la tarjeta te pida que se lo devuelvas, pero al menos habrás solucionado la emergencia y habrás ganado algo de tiempo para conseguirlo.
Descuentos mediante cashback
La devolución de dinero es una buena razón para tener una tarjeta de crédito. Algunos bancos tienen tarjetas que te devuelven un porcentaje de todo el dinero que gastas, independientemente de lo que gastes o de lo que compres. Este porcentaje no suele ser muy alto (hablamos del 1% o 2%) pero echa cuentas, porque si utilizas la tarjeta para todas las compras que haces normalmente durante el año en lugar de utilizar otras tarjetas o dinero en efectivo, el 1% supondría un ahorro interesante.