Empecemos con una simple paradoja. ¿Sabías que las tierras raras, a pesar de su nombre, están muy extendidas en la corteza terrestre?
El nombre está relacionado con la dificultad de su extracción: altos costes de extracción y tecnología para obtenerlos puros. Y con un alto impacto medioambiental.
La extracción de un kilogramo de un metal raro puede suponer el procesamiento de decenas de toneladas de roca y el uso de enormes cantidades de agua; y, entre otras cosas, a veces hay elementos radiactivos en el material de desecho. Esto es suficiente para provocar una gran preocupación, sobre todo en lo que respecta a las condiciones de trabajo y seguridad de los operarios de este sector.
La importancia de estos materiales “raros”
Pero, ¿por qué son tan importantes estos elementos? No conocemos sus nombres, pero los manejamos todos los días, los encontramos en todos los dispositivos tecnológicos cotidianos, como los ordenadores.
Las tierras raras son necesarias para un montón de artículos de diversa índole. Se utilizan para la producción de bombillas, discos duros, turbinas eólicas, motores eléctricos, smartphones, pantallas de alta definición, etc. Algunos las han llamado «el oro del siglo XXI«.
Son recursos estratégicos pero no renovables, como señala el Ministerio de Industria e Información Tecnológica del mayor productor mundial, China. Por sí solo produce el 62% de la producción mundial, seguido de Estados Unidos con el 12%, Myanmar con el 10,5% y Australia con el 10%.
El futuro sostenible de la humanidad está fuertemente ligado a los elementos de las tierras raras (ETR) debido a sus propiedades magnéticas, electroquímicas y ópticas. Hay 17 metales definidos como raros, y además de ellos hay también «materias primas», es decir, metales ferrosos y no metálicos, entre ellos el níquel, el cobalto y el litio, que son indispensables para todas las tecnologías verdes.
Tierras raras y finanzas
Desde el punto de vista financiero, no existen mercados oficiales para los elementos de tierras raras. Las referencias son indicativas y han sido facilitadas por el Centro Nacional de Información Minera.
En realidad, son las empresas individuales las que tratan directamente con los refinadores. Por lo tanto, el mercado de las tierras raras es totalmente libre y está sujeto a posibles fluctuaciones enormes. Por eso siempre es China la que influye en los precios y condiciona el mercado.
Según informes del Financial Times, China está considerando bloquear las exportaciones de «tierras raras» a Estados Unidos; en primer lugar para frenar la industria militar, pero también para perjudicar a la industria civil, las telecomunicaciones y las tecnologías relacionadas con los coches eléctricos o de autoconducción.
China no solo posee la mayoría de las minas, sino que es el país con la industria minera más eficiente. Ni que decir tiene que este poder de negociación puede convertirse en un instrumento de fuerte presión geopolítica.
De hecho, los principales expertos han destacado recientemente la necesidad de desarrollar cadenas de suministro seguras para las energías limpias, también en relación con las tierras raras y los riesgos de la dependencia de China, que podría explotar su dominio en este sector como palanca geopolítica, y económica.