El cambio no toma la forma de una avalancha o un tsunami, sino que se genera por un comportamiento repetido. Algo que hacemos todos los días, o quizás una vez a la semana, pero de forma regular.
No subestimes la gota que colma el vaso, porque es la que provoca el cambio.
Un hábito es práctico: una vez generado, forma parte de nuestra vida y nos resulta natural. El poder de un hábito radica en la repetición: gota tras gota se llena la olla, y un buen hábito puede conducir a excelentes resultados.
Dar un paseo por el parque de vez en cuando puede ser agradable. Hacerlo todos los días, durante meses o años, mejora mucho la salud.
Muchos de los objetivos que nos proponemos en la vida pueden ser más fáciles si se traducen en la suma de pequeñas acciones que realizamos a diario. Todas las acciones que tomadas individualmente parecen triviales, pero que repetidas día tras día despliegan sus efectos, ayudándonos a alcanzar nuestros objetivos de forma contundente.
Un hábito, un efecto
Comprender el vínculo entre los hábitos y los objetivos significa centrarse en el proceso y no en el resultado.
El resultado es que el futuro parece enorme, lejano, difícil de alcanzar y genera ansiedad por el fracaso. El proceso está en el presente. Significa realizar una acción, hacerla aquí y ahora, olvidando el resto. El hábito sirve para mantener la atención en el proceso. Pequeños pasos que, uno tras otro, día tras día, se convierten en un viaje.
Una buena conciencia financiera se deriva de hábitos como la adquisición de información sobre temas financieros necesarios para una planificación astuta, informada y consciente de las propias finanzas. El hábito del ahorro puede favorecer una mejor situación financiera.
El ahorro es fundamental. Sin ahorro no hay inversión, y sin inversión no hay crecimiento ni acumulación de capital a largo plazo.
El mayor inversor de todos los tiempos, Warren Buffet, siempre dice: «No ahorres después de gastar, sino que gasta lo que te queda después de ahorrar”. El ahorro es un hábito y, como tal, debe cultivarse sabiendo que el ahorro no es un fin en sí mismo, sino la gota de agua que, a través de la inversión, te permite alcanzar tus objetivos vitales.
Todo objetivo necesita una planificación para ser realizado: es difícil hacer algo si no se tiene claro cómo y cuándo hacerlo. La pregunta que hay que hacerse ahora es: ¿cuál es la acción importante que puede realizar ahora?
A menudo, lo más difícil es empezar, pero dar el primer paso es lo que te hace sentir que lograrlo es posible porque hace que lo que tienes en mente sea más concreto. Antes de aplicarlo a tus finanzas personales, puede aplicarlo los mejores hábitos para cambiar tu vida desde cero.
Un hábito, en efecto.